sábado, 22 de noviembre de 2014

SINFONIA DEL RUGBY

-         Un equipo de rugby es como una orquesta, una suma armónica de individuos –comentó el Marqués de Altamira, después de que el “laukote” acabara su ensayo-, hace falta quien dirija pero cada  miembro aporta su personalidad.
-         Creía que siempre decías que el rugby era un ajedrez colectivo –El Barón de La Florida dijo, recogiendo sus partituras-, en que cada pieza tiene su cerebro.
-         Y una orquesta también es un ejercicio de ajedrez colectivo –siguió el de Altamira tatareando un fandango acompañado de los cubiertos-, pero normalmente no tiene otra orquesta enfrente disputándole la melodía, aunque haya conciertos que lo requieren.
-         Se puede decir que un partido de rugby es una sinfonía en que hay una orquesta dividida en dos conjuntos para realizar una improvisación a partir de unas bases comunes. No, eso es jazz –digo yo que, dado que tengo el oído entre las posaderas, no participo jamás en los ensayos-.
-         En clásica también caben improvisaciones pero lo suelen hacer los virtuosos –me ilustra el Barón, excelente bajo, por cierto-.
-         En realidad, una orquesta es como un equipo de rugby, porque requiere esa solidaridad, esa aportación individual, esa disciplina, esa dirección que el rugby inculca –prosigue el Marqués, ya bailando el fandango con gran peligro para la vajilla apilada en un extremo-, pero últimamente nuestros equipos de rugby han visto partir demasiados instrumentistas y así no hay quien...
-         He oído  Rugby de Honegger en la radio esta mañana –aporto algo-, y me ha gustado.
-         La ola izquierda de Mundaka siempre me suena a la Vª de Beethoven –dice un joven de la mesa de al lado y todos le miramos con cierta aprehensión-.

   

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