English: The Rugby Football Union Headquarters (Photo credit: Wikipedia) |
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Prácticamente hay 50 jugadores seleccionables y
muchos ya seleccionados con la selección española que juegan en equipos franceses
–comenta Galtzagorri con la revista Veintidos, mensual de rugby, en la mano-,
creo que cada vez son más los jugadores de calidad en el otro lado que deberían
competir en este lado.
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Siendo joven y jugando al rugby es lógico irse o
quedarse donde hay posibilidades de ganar algo de salario y de tener un poco
más, muy poco más, de posibilidades de futuro en este deporte y después –le replica
el Marqués de Altamira-, ya que todos sabemos que es más fácil terminar de”
juguete roto” en este lado, cuando la competición te deja tirado, que en el
otro, donde hay un sindicato de jugadores y alguna fundación que intentan
paliar la situación.
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Pero el rugby profesional cada vez impide más
que el jugador pueda compatibilizar una dedicación exigente al deporte con la
previsión de futuro y de jóvenes –añade el Barón de La Florida-, todos hemos
ignorado en buena medida lo de planear las siguientes etapas de la vida.
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Además el profesionalismo está distorsionando la
esencia de este juego para mí –vuelve a intervenir Galtzagorri-, que es aquello
de que “en el rugby hay un puesto para todos”. Ahora solo hay puestos para
jugadores bisontes que se musculan hasta el cerebro y que han convertido un
juego de combate y esquive en una pista de autos de choque con mando a
distancia de un entrenador que se preocupa más de que no le despidan que de que
los jugadores sean personas ante todo.
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Eso puede sonar a rabieta de viejo, de viejo
talonador, querido cascarrabias con cortacircuitos cerebrales pero yo también
lo suscribo –afirma el de Altamira-.
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Y yo, y yo, y yo… -se oye un coro de voces en el
entorno-.
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