- No aprovechar la
oportunidad de que los All Blacks tienen que venir a Oviedo para
organizar una “pachanga” ¡Qué pena! -dice el Barón de la
Florida que se ha puesto el mandil de Nueva Zelanda que le regaló su
mujer para su cumpleaños y está cortando en rodajas los calamares-.
Aunque hubieran mandado a los suplentes de los suplentes de los que
pasaban por allí cerca para jugar con los leones, hubiera sido un
gran momento para el mundillo del rugby de por aquí.
- Para estas cosas
no hay dinero ni imaginación para conseguir patrocinadores
-Galtzagorri, que se ha puesto el maillot con la plateada hoja de
helecho, comenta mientras echa todas las farfalle de la caja en el
agua hirviendo-, aunque estoy seguro que más de un comisionista
profesional ya lo había pensado pero se habrán movido tarde.
- A mí me parece
que el jurado no tiene ni idea de todas maneras porque si hay un
equipo que juega con el límite del reglamento, para mí, son los All
Blacks -Murray, que se ha puesto el maillot escocés, el viejo y
raído maillot que tiene desde tiempo inmemorial, dice y repone
líquidos refrescantes, al menos fríos, a los dos cocineros
sudorosos-, y además sin ninguna necesidad porque pasan por encima
de los demás sin problema alguno ¿Y lo del haka? Ya se pasan de
show, ya se pasan. Pero un partidillo en España no hubiera estado
nada mal.
- El medio es el
mensaje. Esa imagen de los ogros buenos del rugby que reciben un
premio en un país de sus antípodas tiene una repercusión positiva
en el mundo entero para quienes lo reciben y para quienes lo dan
-Galtzagorri está ya dorando los calamares con el vino blanco, la
salsa de tomate y la guindilla- ¡Sólo les faltaba hacer giras
mundiales jugando partidos de exhibición! Esa es una ocurrencia
gloriosa. ¿Antes no había un equipo de basket, los Harlem
Globetrotters, que llevaban el basket por plazas de toros y así?
El Marqués de
Altamira, que estaba poniendo la mesa en silencio, bebe algo para
engullir el último filete de jamón que ha “robado”, e
interviene
- Aquellos se traían
de tournée hasta un equipo sparring para completar el espectáculo y
cada 40 años les dejaban ganar un partido, creo, y aún funcionan
por ahí. Espero que el rugby espectáculo no pase más allá de
estas ceremonias de pompa y circunstancia
de hoy.
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