martes, 8 de junio de 2021

SIAMESES A PESAR DE TODO


- ¿Con quién vas a ir tú? ¿A quién vas a apoyar? - Imanol Hiruntchiverry pregunta desde su altura, haciendo vibrar la mascarilla roja con el escudo del Biarritz Olympique que le tapa la boca, hacia un encogido Jon Galtzagorri - ¿No querrás en el fondo que la banda de los jamones se mantenga en el Top 14?

- Yo soy de Gros de toda la vida – Galtzagorri empieza a balbucear dirigiendo sus palabras a la jarra de cerveza -, es un enfrentamiento entre dos equipos vascos…

- Esta semana, no hay neutrales – corta Aristide Labarthe con la mascarilla azul cielo y blanca colgada de la patilla de las gafas -, o se está con esa cuadrilla de especuladores financieros marineritos de playa o se está con las raíces y las alas del rugby vasco, pero no hay neutrales.

Los amigos se encuentran de pie junto a la ventana que da al mostrador de un bar del barrio de Gros, mientras en las mesas de la terraza se toma el sol y el aperitivo del mediodía, servido el primero por un cielo azul y el segundo por un barman diligente.

- Esta situación era mi pesadilla desde hace tiempo – el Barón de la Florida interviene en auxilio del donostiarra - ¿Por qué no se fusionan de una vez? Ninguno de los dos es equipo de Top 14 y entre los dos, haciendo un solo equipo, posiblemente tampoco pero, al menos, no nos daríais la tabarra todos los años.

- Lo de este año es diferente a todos los otros años, solo es comparable a la final del campeonato de Francia de 1934 en que ganó el Aviron – precisa Aristide, como si la hubiera vivido -, después de que se dispute este 113º partido en competición oficial, uno quedará en el Top 14 y el otro volverá a la segunda división, donde esos patrocinadores tan bizarros que se ha encontrado últimamente le dejarán abandonado, como los niños dejan un castillo de arena en la gran playa para que las olas lo hagan desaparecer…

- ¡Nos ha salido poeta el maestro! - reacciona Imanol con aspavientos que hacen volar espuma de cerveza hasta el escote moreno de una joven auxiliar administrativa en ERTE que estaba sentada en la terraza del bar -. ¡Perdóneme, señorita! Coja este pañuelo de papel, por favor, que con la servilleta se va a irritar la epidermis y sería una pena.

- La verdad es que me gustaría que perdieran las dos directivas y que ganaran los dos equipos – Galtzagorri intenta dar la larga cambiada inútilmente, dos horas más tarde seguían discutiendo -, pero lo que no puede ser, no puede ser, desde aquí solo cabe desear que haya más de fiesta el sábado que de gilipolleces, pero ni esto va a pasar, conociéndoos, el que gane no va saber ganar y el que pierda no va a saber perder.

Y así fue como Jon Galtzagorri consiguió enfadar a sus dos amigos a la vez, aunque el enfado solo duró quince días.


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