martes, 7 de junio de 2022

TODOS CON COVID


La buena higiene de vida de la cuadrilla de amigos había mantenido al bicho alejado de sus filas, todos vacunados, mascarillas cuando la promiscuidad era inevitable, ventilación, gel, jabón, distancia… el domingo a la noche, después de que el Aviron Bayonnais se impusiese en su semifinal a Oyonnax, Arisitde Labarthe sintió que su garganta se quejaba, lo que achacó a la cerveza fría, a su modo de entonar “Peña Baiona” y a los gritos de apoyo pero el lunes la fiebre, 8 décimas, provocó que él y su esposa se hicieran un test chino de supermercado, las dos rayitas surgieron inmediatamente del papel secante… evidentemente no iban a poder viajar a Montpellier.

Hiruntchiverry se había aislado en la montaña, Aldigé le ha provocado una alergia al rugby biarrota que se está haciendo crónica estos últimos años, y estuvo jugando al golf por los prados de Souraide, el lunes creyó que algún polen floral le hacía moquear sobre la moto, parado en un semáforo vio cómo la brisa se llevaba una muestra de su ADN desde su nariz a la pierna de una ciclista que le pasaba por la derecha. Un test en la cocina, mientras descorchaba una botella de blanco, le alertó de que el virus ya estaba en su cuerpo.

Jon Galtzagorri tenía dolor de cabeza el lunes a la mañana, antes de desayunar bajó a darse un chapuzón en la playa, junto al espigón de Gros, no pudo, el escalofrío que sintió al tocar el agua no era normal, regresó a su casa, se puso el termómetro, se metió de nuevo en la cama y llamó a su mujer al trabajo para avisarle… al mediodía estaba confirmada la nueva gripe asiática, así que paracetamol y aislamiento durante unos días.

Una compañera de claustro le subrayó las llamativas ojeras al Barón de la Florida, la verdad es que no se sentía bien el martes, se había levantado con mal cuerpo, como esos días en que el Hernani ha hecho bien las cosas durante todo el tiempo de juego pero el rival las ha hecho mejor y el resultado ha sido malo… otra colega le prestó un test y se hizo la prueba en la misma sala en que iban a tener una reunión de departamento, al ver las dos rayitas suspendió la innecesaria reunión, pegó un par de gritos para sembrar la alarma y corrió a refugiarse en casa.

El Marqués de Altamira, según iba teniendo conocimiento de que la peste iba tocando uno por uno a sus amigos, se volvió más precavido en su trabajo y no se quitaba la mascarilla para nada. El miércoles la marquesa fue la que le telefoneó para decirle que ella era la contagiada, a primera hora de la tarde, él se sentía bien aún y, más tarde, aceptó a regañadientes ir a dormir al trastero en la cama de camping pero amaneció haciéndose una sopa de vitaminas y analgésicos mientras observaba aterrado el resultado positivo del test sobre la mesita plegable.

Como viene, parece que se va, un poco de fatiga, bronquios ruidosos, gargantas roncas…. Veremos qué pasa esta semana.

  

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