La iglesia de Lekuine, o Bonloc, que se recorta en el paisaje verde, apenas un campanario casi en el horizonte, no se percibe el pequeño cementerio. La casa es propiedad de los nuevos suegros de Hiruntchiverry y el paisaje desde la terraza es de postal de vacaciones en el País Vasco, como les gusta los parisienses, incluso se ven ovejas en un prado. El caprichoso mercado inmobiliario ha disparado los precios de estas residencias vacías de gente y de sentido la mayor parte del tiempo. Como las nubes anuncian la posibilidad de tormenta, la mesa está preparada en el comedor.
- El viernes hay que llegar pronto por la tarde a Donostia – avisa el Barón de la Florida sirviendo el txakolí de Getaria a los comensales -, para ir tranquilos a la fiesta de Anoeta.
- Iremos cantando a Claude Nougaro una vez más – dice el Marqués de Altamira pasando el plato de las anchoas crudas en vinagreta que ha preparado a unos y a otras -, porque en el rugby hay pocas sorpresas y la tradición elegante y universitaria de los parisinos blanquiazules es perder este tipo de encuentros.
- Al día siguiente los de las costa atlántica se enfrentarán – Aristide Labarthe unta el pan de espelta en el plato ya vacío de bocartes -, por un lado los de Bègles unidos a los del puerto negrero y vinatero del Garona y, enfrente, los descendientes de los hugonotes rebeldes de La Rochelle, donde, por cierto, íbamos a comprar angulas hace ya unos lustros. Pero si no pudieron con Richelieu, D’Artagnan y demás catolicoides, sí podrán con los girondinos que deberían…
- ...Vestirse también de txuriurdiñ, no entiendo por qué ya no usan el maillot ajedrezado que me recuerda al Atlético San Sebastián – completa Jon Galtzagorri sirviendo los cogotes de merluza que ha sacado de la cocina -, lo importante, de todas maneras, es que Donostia se ha puesto así en el mapa de la cultura europea, la cultura del rugby.
- Es lo que tenemos los donostiarras – Coro de Galtzagorri sirve el Irouleguy dorado en la cristalería brillante -, en cuanto a cultura, nuestros abuelos fundaban universidades con su dinero en tiempos de dictadura y ahora, con dineros públicos, creamos merenderos en Ulía para formar cocineros.
- Hemos pasado de Iñigo de Loyola a Juan Mari Arzac como modelos para nuestros jóvenes – Maite, la Marquesa de Altamira subraya -, parece imposible que en Donostia haya biotecnología, nanociencias, robóticas y demás con los líderes sociales que nos elegimos ¿Qué podemos ofrecer a nuestros visitantes para que se lleven este fin de semana un recuerdo inolvidable de la cultura vasca ?
Galtzagorri regresa de la cocina con unos « gâteaux basques » y responde, cantando al ritmo del bolero de Ravel, con su voz argentina :
- La txalaparta de Felipe Ugarte en la Brecha.
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