Muchos seguimos hablando del Torneo de las V Naciones nueve años más tarde de la primera participación de los Gladiadores en el Torneo del Hemisferio Norte. Salvo por las contadas victorias sobre Escocia en el 2000, 2004 y 2007 y Gales en el 2003 y 2007 al que empata en el 2006, el equipo italiano siempre es el más firme candidato a la cuchara de madera. Quizá por ello menospreciamos su participación de forma involuntaria.
Sin embargo, Italia ha rozado varias veces la sorpresa –el sábado pasado ganaba a 8 minutos del final frente a Gales-, después de jugar partidos de excelente nivel contra equipos teóricamente de un escalón superior y los del Gallo pueden ser quienes impidan a los italianos llevarse su doméstico utensilio por todo trofeo, si siguen con la desorientación colectiva que exhibieron frente los de la Rosa.
Mientras que en otros deportes colectivos los azzurri se caracterizan por el “antijuego” que practican y que les ha reportado éxitos internacionales, en el rugby desde 1910 en que desde Francia les entró por el Norte este deporte el juego de los italianos ha sido tan acorde con los valores del rugby como el de cualquier otro país –por cierto su primer partido internacional fue en Barcelona el 20 de mayo del 29 perdiendo contra los Leones- pero siempre seguidores del modelo francés.
La victoria italiana frente a Francia el próximo fin de semana en el Torneo de las VI Naciones depende más de la convicción interna de los jugadores italianos que de cualquier otra cosa porque en técnica, juego y estrategia el equipo transalpino tiene todos los elementos para superar a la tribu de Chabal.
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Pero Italia perdió -Francia no ganó-, una vez más. La cuchara de madera se la buscaron hasta el final. Una pena.
Lo peor para Francia es que Chabal hizo el primer ensayo. Ahora quién va a quitar esa rémora de la alneación. En el tercer tiempo se le escapó una torta a un italiano.
Cada vez apreció más a este hombre de las cavernas.
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