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| English: Rugby Football Ground Dorchester Rugby Football Ground near Poundbury (Photo credit: Wikipedia) |
El sábado pasado en Irún se reunieron, convocadas por las más veteranas, más de dos docenas de jugadoras de rugby que realizaron una jornada técnica bajo la dirección de dos excelentes entrenadores. Me acerqué un momento, atraído por mis dos mayores aficiones las féminas y el rugby, quizá para recordar pasados tiempos en que colaboré con el rugby femenino donostiarra.
Las imágenes en Plaiaundi de aquellas damas –aunque algunas fueran casi niñas, para mí todas las jugadoras de rugby son damas-, esforzadas me emocionaron y me hicieron retroceder en el tiempo.
-El rugby femenino es el porvenir del rugby –me decía hace 40 años Gordon Tuesday mientras veíamos llover, como todos los días de aquel verano, en una playa de Lincolnshire-, y si no conseguimos que las mujeres sean rugby, este deporte nunca va a ser verdaderamente social.
El grupo de chicas que, después del entrenamiento, jugaba en la arena –dorada en el slogan turístico pero entre gris y parda en la realidad-, era tan heterogéneo como el de Irún pero su vitalidad, su energía colectiva, no era menor. El profesor reunía a chicas que nunca habían hecho deporte, quizá avergonzadas estúpidamente de su físico, junto a las más expulsadas y rebeldes del distrito y otras que verdaderamente podrían haber destacado en cualquier disciplina. Y hoy en día, los que se reían de aquel viejo profesor tan inglés supongo que tienen que estar agradecidos a ese rugby femenino que ha contribuido a que el rugby inglés haya pasado de ser un deporte para snobs y universitarios a un deporte socializado verdaderamente.
El camino de estas damas vascas no ha sido fácil hasta ahora y no lo va a ser en el futuro pero creo que nuestro rugby se juega el futuro en ellas.
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