Español: Pescados típicos de la ciudad (Photo credit: Wikipedia) |
-A veces las cosas
parecen jugar al escondite, esas cosas que se necesitan como las
gafas o las llaves. Quizá lo hacen porque te quieren y quieren que
tú les quieras o porque se han sentido maltratadas pero se esconden
y no hay forma de encontrarlas. Yo suelo hacer búsquedas
“científicas”, reconstruyendo itinerarios previos desde la
última vez que las vi o las tuve o examinado sistemáticamente la
vivienda desde la entrada hasta el rincón más imposible, pero si se
han escondido bien no las encuentras. Me ha pasado últimamente con
llaves, gafas, carné de identidad, la tarjeta de crédito más
usual… no las he encontrado en este juego hogareño. Ya sé que
esto terminará dentro de un tiempo, ahora ya tengo los duplicados
que un día también se esconderán, y que un día más o menos
lejano al buscar un documento para declaración de la renta
aparecerán las llaves enganchadas en un sobre del banco en una
postura inverosímil o las gafas estarán entre las viejas pelotas de
golf o en la tapicería del canapé entre oxidadas monedas estará el
carné o la tarjeta bancaria. Tengo la impresión que con la edad
este juego es más frecuente, es inevitable que se produzca casi
todas las semanas.
- En las subastas de
pescado suelen quedar piezas de pescado que nadie compra. Esas sobras
que se congelan y se meten a otro circuito comercial de congelados a
precios inferiores al mínimo de la subasta y que a lo mejor acaban
descongelados con una excelente presentación en un blíster que
atraiga al consumidor desde la estantería de un supermercado,
alcanzando precios finales superiores a los de sus “compañeros”
de subasta. Las sobras de las sobras, que no merecen siquiera ese
tratamiento helador, se venden a fabricantes de sopas, platos
preparados, salsas o condimentos que les dan salida a través de su
participación en elaboraciones de recetas de una sofisticación
misteriosa y que nuestros paladares aceptan. Y el resto acaba
nutriendo mascotas para que éstas tengan dientes relucientes,
pelajes brillantes y nuestro cariño al ofrecerles sus albondiguillas
de cualquier marca prestigiosa. El margen de beneficio es el margen
de beneficio y la proteína del pescado siempre acaba dejando margen
a alguien.
- No sé por qué
siempre que veo jugar algunos equipos deportivos que se conforman con
lo que se encuentra por esos mercados o por lo que se puede adquirir
con un presupuesto limitado en el que directivos y otros
intermediarios obtienen su margen, me acuerdo de los juegos del
escondite con nuestras cosas y de las subastas de pescado.
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