"Le self tape s'agit pour les acteurs de filmer leurs propres auditions et les envoyer aux recruteurs. Actors are being asked to “self-tape” their auditions and e-mail them directly to the casting office or production team…"
Delante del ordenador, una mañana de confinamiento, vestido correctamente de cintura para arriba, pantalón pijama y pantuflas de cintura para abajo. Navegando por no se sabe qué mares de la inmensa tela de araña, después de empezar a ver y abandonar aburrido videos de formación en acting, vídeos de coaching actoral, clips con los 10 tips imprescindibles para el actor, Imanol Hiruntchiverry acabó en una clase on line sobre el arte de grabarse a sí mismo con el teléfono móvil y seducir rápidamente a la directora o al director de casting correspondiente, la introducción empezaba con una explicación bilingüe de lo que era el self tape.
Hay dos tipos de clases on line – pensaba Imanol -, las pensadas para ser seguidas por alguien y las que se hacen porque alguien cree que ponerse a hablar delante de una cámara web de un tema que conoce bien o mal es una clase on line. Esta era de las segundas, de las aburridas e inútiles, una pareja o dos individuos, en todo caso de dos sexos diferentes, hablaban mirando a cámara, interrumpiéndose con frecuencia, y hablaban sobre la necesidad de tener un buen smartphone, una buena luz ambiente, un buen texto que decir, una « chuleta » preparada y demás cosas necesarias que cualquiera pensando un poco puede hacer. Imanol también abandonó la clase on line, pero la clase on line no le abandonó a él.
Un mensaje con una encuesta de calidad le llegó inmediatamente, sólo contestó a la primera pregunta con un « aburrimiento » y siguió su navegación matutina – hasta la hora del aperitivo no se duchaba y vestía -. El segundo mensaje era conminatorio, se le exigía una explicación, como se había enganchado a un viejo telefilm de los años 60 en streaming, Imanol dió un click sobre el aspa que cerraba la ventana abierta con el texto y siguió viendo las aventuras de un perro lobo en territorio kiowa.
El tercer mensaje le llegó con la siesta, con la siesta prácticamente terminada pero en pleno sueño sobre el canapé de la sala, con el cojín sobre la tripa y además le llegó por whatsapp, se sobresaltó, alguien se había tomado la molestia de buscar su teléfono para enviarle un mensaje grabado por whatsapp con una bronca: “¿Por qué había despreciado el trabajo de unos compañeros que habían dado tanto a la profesión y les había ofendido después de que dedicaban su tiempo a formar a inútiles sin talento?”
Era una provocación de las que merecen una respuesta contundente al remitente. No respondió. En su lugar, se preparó un gintónic. No hubo más mensajes. Ahora Imanol dice que hay tres tipos de clases on line.
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