miércoles, 20 de septiembre de 2023

EL MARQUÉS DE ALTAMIRA CUMPLE 50 AÑOS



El Marqués de Altamira, D. Cristóbal de Osinalde y Echezarreta, natural de Ezkioga (Gipuzkoa), cumple 50 años. Los personajes de ficción también cumplen años, aunque sean unos eternos niños como todos los jugadores de rugby. Ezkioga es famoso porque a partir del 30 de junio de 1931 y durante 3 años se dijo que unos niños habían visto a María, conocida por la Virgen y a la que se atribuye la gestación subrogada de un hijo de Yavhé, el dios de la religión judía. Estas apariciones milagrosas de un personaje fabuloso a unos críos pusieron a Ezkioga en el mapa de la España paranormal.

Cristóbal, que era llamado Baltxo por la familia y que se llamaba a sí mismo Cristo frente al espejo, se trasladó con su familia a vivir a Ordizia, al barrio de Altamira que se estaba construyendo por aquellos años que se llaman de « La transición » en una colina, el barrio estaba poblándose de cacereños, migrantes que llegaban al Goiherri para poder vivir de trabajar en la industria manufacturera guipuzcoana Indar, CAF, Bilore… ya que la pobreza popular era general en las tierras extremeñas, cuyas sierras y dehesas merecen una vuelta, por cierto. El barrio hizo slalom colina abajo cuando a un constructor espabilado, que construía pabellones industriales  se le ocurrió quitar las rocas que impedían que la arcilla, la bustiña, típica de nuestros suelos colapsase sobre la carretera nacional I que separaba el casco viejo de Villafranca de Oria (su denominación oficial entonces) de las viviendas proletarias.

La Asociación de Vecinos de Altamira llamó a un joven abogado comunista de Comisiones Obreras para que les aconsejara en aquella situación y en otras que se sucedieron, así Antxón Massé conoció a las gentes del barrio de Altamira, pero el Marqués de Altamira apenas gateaba por entonces, cuando los ensayos aún valían 4 puntos en aquel rugby que había llegado a Villafranca de la mano de un apóstol que jugaba en el Atlético San Sebastián.

El Marqués llegó a la edad de la razón cuando en una escombrera aplanada de la CAF se plantaban las H de lo que sería un verdadero campo de las naciones del rugby : césped inglés, tréboles irlandeses, margaritas galesas, cardos escoceses, helechos neozelandeses, abono de fiemo de gallo francés, sudor siderometalúrgico guipuzcoano… conformaban la primera escuela de vida en la que mi personaje iba a vivir los años de formación de su personalidad, luego Trevijano, así se llamaba aquel paraíso junto al Oria, se convirtió en el mejor terreno del mundo mundial vasco, envidiado en el resto de la España oval pero a los 36 años de edad el Marqués volvió al barrio y para jugar en una moqueta más resistente que la del pasillo del Ikea.

No sé mucho de la vida del Marqués, actualmente trabajador autónomo, casado con Arantza, padre de una talonadora y de un segunda línea polivalente, igual que su padre se puede desempeñar mal en el puesto en que le pongan, cocinero aficionado a los nutrientes proteínicos y, sobre todo, buena persona -ser un buen tipo es lo mejor que se puede ser en esta vida -.

Espero que el rugby le siga respetando los mismos años que a mí y que podamos seguir viéndonos por el Mercado de Ordizia como siempre y, lógicamente, en Altamira, el marquesado del rugby guipuzcoano.


Nota.- Josefa Osinalde Echezarreta nació el 19 de marzo de 1891 en Mendiguren, Itxaso (Gipuzkoa) y murió el 14 de enero de 1970 en Donostia, en el Garaje Massé, José María Soroa 25 – 3º derecha exactamente. La abuela Josefa era mi abuela paterna y no le gustaba nada que su nieto Antontxo anduviera a “burrukas” siempre en sus juegos, eso le recordaba que el padre de la criatura, su hijo mayor Eduardo, se había partido la cara en su educación, interno en Baiona, cuando descubrió el rugby.


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