jueves, 29 de febrero de 2024

ADUANAS

 - No se come mal en este figón – Jon Galtzagorri le comentó a Manu Majors mientras les servían el café y el cliente común de ambos se había alejado de la mesa para responder a una llamada -, pero ha tenido que venir el chico de la Parte Vieja a darle un toque de los suyos…

- Si nunca quieres ir a su restaurante de Lasarte y aquí, en Madrid, porque el catalán ha insistido en traernos, que tú me hubieras llevado a comer unos callos o un cocido, que te conozco.

De la oficina en que se habían reunido por la mañana hasta la romántica Casa Gallardo apenas hay diez minutos andando, estaban acabando de comer cuando empezaba a llenarse el lujoso restaurante, el profesional servicio no había apreciado las prisas que los tres comensales les dieron durante el largo recorrido por la degustación de las delicias que conforman su menú, larguísimo y muy estrecho, que diría San Mikel Corcuera Ulacia, pero ya lo habían acabado. El cliente regresó y de pie se despidió de ambos con su eficacia prusiana y nada mediterránea :

- Vienen a buscarme ya para llevarme al aeropuerto, Xavier me recoge allí, nos vamos a Rabat para la firma de la escritura, luego cenaremos algo con los kuwaitíes en Londres y voy a dormir a casa en Barcelona, que mañana tengo que estar allí a las 8 para lo de la decisión final sobre el arbitraje. Gracias por sus sabios consejos. Esto ya está pagado y están ustedes invitados a lo que quieran como digestivos pero no hace falta que repitan copas en ningún caso ¿Entendido ? Adiós.

El financiero se dio la vuelta y los dos abogados vascos se despidieron del vacío, pequeño, que había dejado. Un chófer gorila, tipo militar eslavo, le estaba esperando en la puerta.

- Si tuviera que desayunar con los cataríes hubiera parado en París también, supongo – comentó Galtzagorri esperando que le sirvieran el Macallan 25 que había pedido para no bajar el nivel de lo que habían comido -, total, con un jet privado, puedes aprovechar y darte una vuelta por las rebajas de Galeries Lafayette y tal.

Manu Majors pidió que le acabaran la botella de Pingus en su copa, antes de ponerle la de Garvey sobre la mesa, arqueó las cejas y comentó :

- Lo que no sé es si nuestros hígados van a aguantar esta rutina de los desplazamientos en el acto, las reuniones « físicas », el contacto humano, los almuerzos de trabajo, los momentos de convivialidad « win-win »… o si estábamos mejor con el teletrabajo y la infusión en zapatillas, cuando las decisiones esta gente las tomaba con más frialdad.

- A mi lo que me da pereza en la vida que lleva esta gente es lo de las aduanas de los aeropuertos, incluso dentro de la Unión Europea lo de entrar y salir de los aeropuertos es una pelmada, y estos tipos y tipas van saltando de uno a otro en un sinvivir  nada envidiable. Supongo que lleva pañales porque no creo que tenga tiempo para cagar en todo el día, así tiene esa cara de estreñido.

- Como dice mi socio « Las aduanas son solo para los negros, a los del Athlétic no nos paran ». Y tú lo sabes bien, lo has dicho muchas veces « ¿Quién va a sospechar de una magistrada de la audiencia provincial ? »

- Lo de tu socio se ha quedado viejo con los Williams pero es lo que hay, los delincuentes de verdad son los que ponen las aduanas a las gentes que no las necesitan, tendremos que promover de nuevo aquella ONG de « Aduaneros sin fronteras », manque éxito no tuvo nunca.

No prorrogaron innecesariamente la sobremesa y se despidieron en la esquina de la calle Ferraz, marchando hacia la Plaza de España, con un común deseo:

- ¡Que no pierdas el Alsa!


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