Este folletín por entregas irregulares comienza en
La noticia había
saltado el día anterior, 25 de junio, solo en los periódicos vascos
se encontraba en primera página pero apenas se recogía un breve
texto de agencia de noticias. En ETB se dio la noticia en los
noticieros de la noche, incluso con una foto fija de Iñigo Arriluze
Saint Lon les Mines, sin siquiera una breve biografía.
Las esquelas, sin
embargo, llenaron una página de El Correo el día 26. Luego el
silencio periodístico sobre el suceso. El 28 era viernes y el
funeral llenó la iglesia de San Ignacio y sus alrededores, asistió
la élite del empresariado, la aristocracia de Neguri, la burguesía
vizcaína y bastantes autoridades, las tarjetas desbordaban las
bandejas de las mesitas en las entradas, los autógrafos en las hojas
de condolencias eran una colección del no va más de la pompa y el
boato del pequeño país y Manu Majors asistía a todo ello desde la
acera más próxima al bar más cercano del templo. Acabado el
desfile de quienes deseaban dar personalmente su pésame a cada uno
de los deudos que poco a poco habían salido al umbral de la iglesia,
Majors se dejó ver de Iñigo, éste le hizo una seña de que se
acercase.
- ¿Te importaría
vernos mañana por la mañana? ¿A las 10 en mi casa?
Majors asintió a
las dos preguntas, estrechó la mano de Arriluze y besó en el aire
al lado de las mejillas de las mujeres en silencio, no hacía falta
decir nada, los ojos enrojecidos, los hombros abatidos y los gestos
fatigados decían todo.
La vivienda se
sitúa en la calle Hurtado de Amézaga, una vivienda elegante en un
edificio elegante, pero no estaba tan lejos del piso de Majors como
para que éste no fuera andando. El propio Iñigo abrió la puerta y
le hizo pasar a un pequeño despacho lleno de estantes de libros y de
maquetas metálicas de barcos, una maqueta sin terminar de una draga
en un lado de la mesa con algunas piezas y útiles.
- Perdona el
desorden, te traigo un café. Me acaba de llamar el teniente de
Mallorca, que hoy van a presentar al Juez de Instrucción dos gitanos
a los que han cogido con el coche que atropelló al aita pero que hay
indicios contradictorios, que pueden ser o no ser, que quizá quien
lo hizo abandonó el coche o se lo dio a los gitanos para que se
deshicieran del mismo o los gitanos en una parranda lo robaron antes,
lo hicieron y ahora lo niegan.
Majors no ocultó su
asombro pero Arriluze no pudo darle más detalles, de todos modos
quería hablarle como si no supieran la noticia, de hecho no pensaba
llamar a su madrastra y a su hermana por ahora.
- Aita y yo comíamos
juntos todos los jueves, un menú del día, a veces con mi hermana si
no estaba en uno de sus viajes, una semana por aquí por el centro
cerca de su oficina en Juan de Ajuriaguerra y otra semana por Zamudio
cerca de la mía. Hablábamos de todo en general, sobre todo del
Athlétic y algo de los negocios, ya sabes que al casarse me pasó
todas las inversiones familiares en sociedades industriales ¿No lo
sabías? Me dio participaciones en el capital de las empresas de alta
tecnología del país y a mi hermana le regaló otro tanto en todo lo
que tiene que ver con el arte, el diseño – Begoña es diseñadora-,
el marketing o lo audiovisual… el aita era machista en el fondo y
en la forma, lo artístico para ella y lo mecánico para mí. Así
que ahora tengo mi consultora de ingeniería que funciona como un
tiro con todo lo de la robótica industrial y una cartera de capital
en muchos de mis clientes y proveedores. Él solo se quedó con la
parte inmobiliaria, nos dijo que la construcción es territorio de
gangsters y que no quería que ninguno de los dos se manchase las
manos.
Manu Majors sonrió,
en su interior escuchaba la voz del fallecido repitiendo esta frase
durante la cena en que celebraron la vuelta a casa de la Virgen de
Padura, la construcción es territorio de gangsters.
- Hace un par de
meses, en una de las comidas en que estaba mi hermana, nos preguntó
si teníamos hecho testamento, la verdad es que mi hermana no pero yo
sí lo había hecho, le riñó a mi hermana y dijo que había que
estar siempre preparado y que pusiéramos bien claro en el testamento
lo que él iba a heredar que no quería líos con nuestros herederos
y que él ya lo había hecho porque pensaba tener siete hijos más
con su nueva mujer. Lo tomé como una broma, una broma sin gracia
pero muy propia del sentido del humor de mi padre. Antes de irse a
Mallorca, comimos los dos solos, me comentó que tenía un problema
en una sociedad, que se quería deshacer de su participación en una
constructora pero que sus socios no se la querían comprar y que le
estaban obstaculizando su venta fuera de la sociedad y que le estaban
cabreando, que en Mallorca iba a pensar en una estrategia y que a la
vuelta te lo iba a comentar a ti para que le ayudases. Me extrañó
que te mencionase porque tradicionalmente trabajaba con el despacho
de la Plaza de Euskadi y solo para ligar con su mujer empezó a
trabajar con sus vecinos los catalanes del Figueruelas, pero a ti te
quería, siempre hablaba de ti con aprecio. Y cuando vi el lugar del
atropello y las explicaciones que nos dio aquel amable Guardia Civil
¿Sabes que habla euskera mejor que yo, que solo sé decir egunon?
Pues creo que asesinaron al aita. En resumen y quiero que contrates
al mejor detective privado, no importa el dinero, que pueda haber en
Bilbao o en el mundo, y que se averigüe de verdad quién ha sido,
quién ha encargado el asesinato, porque estoy seguro que ha sido
alguien de Bilbao y no me creo nada de esa historia de gitanos
drogadictos, nada de nada. Y ahora voy a llamar a la familia, y de
este encargo no le dices nada ni a la una ni a la otra.
- Los detectives
privados en España no funcionan como en la tele o en el cine – le
cortó Majors impidiendo la llamada -, la investigación es
competencia exclusiva de la policía.
- ¿Quién controla
a la policía si lo está haciendo bien o lo está haciendo mal? Tú
tienes que tener una idea.
- Tengo una idea de
lo que se puede hacer y de lo que no se puede hacer. Si no llego a
resultados en un tiempo prudencial, ya te encontraré quien pueda
hacerlo. El lunes te llegará a la oficina un teléfono móvil muy
simple de los de llamar y recibir llamadas y poco más, habrá una
llamada perdida en él, ése será mi teléfono, solo hablaremos de
lo de tu padre por esos teléfonos o personalmente y de vez en cuando
hablaremos de otras cosas por los teléfonos normales.
- Eso quería oír,
te haré un ingreso en la cuenta de tus facturas con una provisión
de fondos, hazme una minuta de honorarios por el concepto que te
apetezca de forma que cubra el importe. Y ahora voy a hacer las
llamadas ¡Se me olvidaba! Los carlistas, también están los
carlistas. Begoña, la mujer de mi padre, ha comentado en el viaje de
vuelta que el presidente del club de los carlistas fue a su casa y
discutió con él, se fue dando un portazo y soltando amenazas muy
gordas, te lo digo por si acaso hay que mirar también por ahí.
Era un sábado por
la mañana, la hora del aperitivo, Manu llamó a Li, su mujer, y
quedaron en el Iruña a las 12,30, una txaranga o parecido atronaba
en la calle Berástegui pero eso no le impedía pensar al elegante
abogado bilbaíno.
- ¿Te has enterado
de que han detenido a los que mataron a tu amigo en Mallorca?
Fue lo primero que
Li dijo.
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