jueves, 29 de agosto de 2019

¡MARCHANDO UNA DE MOJOJONES ! ¿OÍDO COCINA ?

 Este folletín por entregas irregulares comienza en

- Por un lado, tenemos que en el “arma del crimen” están las huellas de los dos individuos puestos a disposición del Juzgado y que se encuentran actualmente en prisión, que no tienen ni un atisbo de coartada, que uno de ellos, al menos, ya ha sido detenido anteriormente por conducción temeraria y sin permiso de conducir… Y por otro lado tenemos que ese BMW X5 fue alquilado en Barcelona en Tyreaction con una documentación falsa a nombre de Manfred Rödel, que fue pagada su reserva con una tarjeta a nombre de una empresa alemana de producción, los films de Pandora, que las fotocopias de la documentación que presentó no sirven para identificar a nadie, pero que por las grabaciones del desembarco del ferry de Balearia iban dos en el vehículo y que, por ahora, no se ha localizado dónde se han alojado y si se han ido de la isla pero que no se ha presentado denuncia alguna de sustracción de ese coche...
- Y que la tarjeta de crédito era clonada, nos acaba de llegar un mail de la policía alemana – completó Ustarroz al Teniente Coronel -, aunque no aparece que haya sido usada en la isla.
- Ud. céntrese en identificar de verdad a ese tal Manfred y a su socio, no gaste mucho que estamos con tantos recortes que no nos llega ni para papel higiénico y si necesita mandar el expediente a la UCO para que ellos sigan, no lo dude, el caso está ya resuelto a efectos estadísticos, aunque sea nuestro deber encontrar al que lo hizo, pero el Delegado de Gobierno nos ha felicitado por la rápida resolución, parece que la población se queda más tranquila si se trinca a alguien después de un suceso como éste y así se perjudica menos el turismo. Venga, váyase y haga lo que pueda pero no descuide todo lo demás que tiene en marcha, que no nos van a dar una medalla ni un ascenso por encontrar al Manfred de los cojones, y al Delegado del Gobierno no le ha gustado nada que se haya filtrado la detención a la Agencia Efe antes de que él pudiera hacer la nota de prensa ¡Mierda con esos bocazas que se chivan a los plumillas! De los gitanos me encargo yo, que ya voy a hablar con el patriarca y a lo mejor en esta coyuntura resolvemos algún caso pendiente, el que algo quiere algo le cuesta y, si quiere que sus nietos salgan del talego, algo tendrá que dar a cambio ¿Qué hace ahí parado? ¿No le he dicho que salga? Y cierre por fuera la puerta.
El teniente se dirigió a su mesa pero, antes de sentarse, el sargento García, un tipo mal afeitado siempre y que siempre transpiraba, le avisó que los del puesto de Campos habían localizado que el coche podía haber estado por Santanyi en fechas coincidentes con las del asunto. Tenía que ir al pueblo a hablar con la patrona de un colmado, cuyo nombre y dirección constaba en una nota redactada con la letra horrible del Sargento García, porque nadie de Campos estaba disponible para hacerlo y tampoco nadie de la brigada, miró alrededor y nadie levantó la cabeza del papeleo. Abrió su correo profesional en el ordenador, la responsable de Tyreaction le había mandado un archivo legible con el permiso de conducir alemán, lo imprimió en más grande y se lo metió en la carpeta para llevarlo a Santanyi, así al menos tenían una imagen reconocible, mandó al Sargento García que remitiese a Interpol el archivo con una nueva solicitud de colaboración.
En el trayecto hacia Santanyi le llamó al jefe del puesto de Campos, éste le informó que el agente también había encontrado el alojamiento de los que usaban el coche, una pareja de alemanes grandes, que habían alquilado un Airbnb a una conocida de la dueña de la tienda de comestibles delante de la que aparcaban el coche y donde hacían la compra, lo que había omitido García o él no había entendido en la nota pringosa. Se dirigió a las señas del comercio, un supermercado pequeño en el que se vendía de todo desde alimentación a prensa. Había bastantes clientes, como iba de paisano exhibió la placa a la señora que estaba en caja y que era Rafi, la titular, ésta le dijo rápidamente que si quería hablar con la dueña del piso, tenía que hacerlo ahora, porque estaba limpiando el apartamento y luego se iría a Manacor y ya no volvía en una semana.
Era una calle sin sombra, de casas baratas de los años setenta, el sol del mediodía quemaba ya, Ustarroz reptó corriendo lo más pegado a las paredes hasta un portal a unos metros del supermercado. La idea de que el piso ya estuviera limpio de toda huella le asaltó y la reacción de la arrendadora cuando le paró en sus tareas de limpieza fue la de una cobra real interrumpida en el aseo de su madriguera. Le ordenó detener la lejía y el aspirador, cuando la cocina y el baño ya estaban brillantes, y los dos dormitorios y la pieza principal estaban a punto de recibir un repaso final, una bolsa negra de basura estaba junto a la entrada y unos periódicos alemanes en el descansillo sujetando la puerta. Tuvo que ordenarle que esperase a la llegada de la científica – a la que ya había llamado -, bajo amenaza de detenerle y llevarle al Juzgado de Guardia. La señora Lluc le entregó las llaves y se marchó indignada. Con cuidado de no dejar sus huellas sobre las que pudiera haber, él recogió los Bilds que parecían conformar la basura a reciclar para dejarlos dentro del piso y un Marca asomó entre ellos, reclamando su atención, porque los periódicos alemanes era evidente que no habían sido leídos y el Marca estaba claramente leído y releído. Supuso que los compañeros de la científica llegarían a primera hora de la tarde, ya eran casi las dos y se dirigió al supermercado donde la Lluch y la Rafi le aguardaban desconfiadas.
- ¡Si lo sé no digo nada! - le soltó por saludo la patrona del colmado al verle entrar de nuevo - ¿Me va a cerrar la tienda a mí también?
Ustarroz les tranquilizó a ambas y les mostró la foto del permiso de conducir, era Manfred, el compañero de Otto, porque el otro respondía al nombre de Otto, el que hablaba era Manfred y hablaba solo alemán, era el que había reservado el apartamento, la Sra. Lluc le entregaría los justificantes de la reserva que estaban en alemán, estuvieron cuatro o cinco días, aunque habían reservado hasta hoy, salían temprano por la mañana en el coche y regresaban a media mañana, dejaban el coche nuevo, enorme y negro en el mismo sitio todos los días, Manfred compraba comida alemana y el periódico alemán, pagaba en metálico, era una pareja gay posiblemente pero no se les notaba nada, los gays suelen dejar el apartamento con otro tipo de suciedad y éstos solo tabaco, bebidas energéticas, salchichas, carne preparada, postres de leche y así, bastante limpios.
Rafaela Ramis, así se llamaba la Rafi en los papeles oficiales, dijo algo sorprendente al terminar la conversación que había durado, y ninguno de los tres se acordó de comer, hasta que llegó el coche de los dos agentes encargados de examinar el piso.
- Manfred podía ser alemán pero Otto creo que no, el domingo le señaló unas conservas a Manfred como para que las comprase y éste se negó en alemán y con un gesto, Otto solo le dijo”Mojojones”, lo oí perfectamente, las conservas eran de mejillones y Otto le pedía a Manfred que le comprase “mojojones” y eso solo lo puede decir un niño español o así.
- O un señor de Bilbao -Ustarroz se sorprendió pensando en voz alta -.



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