lunes, 28 de noviembre de 2022

LAS BERNARDAS

La visita dominical a la residencia donde la madre permanece « archivada » esperando el desenlace es el « mínimo sindical », Jon Galtzagorri pasa dos o tres veces a la semana para llevarle cigarrillos, - ella dice que solo fuma uno al día pero los paquetes son cada semana más pequeños -, libros con letra grande y bombones de licor. El cuerpo va desapareciendo, la mente resiste con la dureza de una generación desayunada con café con leche y pan duro tostado en la sartén.

- Amá, no sabía que te gustaba la Guerra de las Galaxias

Dice Galtzagorri, al entrar en la habitación donde su madre hace bailar la silla de ruedas delante de la televisión en la que concluye un capítulo de una de las secuelas de la saga.

- El documental sobre tu amigo Kote no lo han echado el miércoles ¡Qué cabrones los hijos del Pato Donald ! Total que me he sacado el bono del canal “plussssssssss” y nada, ahora a ver las aventuras de Sandokán de nuevo pero en plan galáctico.

Jon deja la caja de bombones y una botella de vino de Valladolid en la mesa porque su madre, al borde del centenario, no soporta el agua sola.

- Cabezudo no era mi amigo pero como el individuo era el perejil de todas las salsas le conocía de vista, como mucha gente de Donostia, era inevitable.

- Pues estos listos de la tele han vendido que estrenaban un documental – la madre apaga el televisor y gira la silla para examinar lo que le ha traído su hijo -, y por estrategia de marketing están generando suspense sobre si lo echan o no.

- Ya te dije que, con la sentencia no siendo firme, era poco oportuno difundir documentos del proceso y alguien con dos dedos de frente de la cadena ha visto el contenido ahora y ha pensado que arriesgarse a unos pleitos, antes de que se inadmitan los recursos, era peligroso…

Sin problemas la madre, ya ha abierto la caja de bombones, elije el de cognac, a la vez saca una de las pastillas que tiene que tomar de un platillo y deja con deleite que se deshagan chocolate y medicamento en su boca. 

- O que es malo, que el documental no tiene calidad y ha pensado que más vale retirarlo antes de hacer el “ridi”.

- Los que lo han hecho son buenos profesionales, no pienso que sea un problema de calidad. Hay algún gurú paranoico de una secta que dice que es cuestión de censura y tal.

- ¿Y esos cabrones de la secta de mierda del islam la que están haciendo a las persas en Irán? A esos curas mahometanos ¡De los huevos habría que colgarlos a todos!

- Amá, respeta un poco las creencias, que el Islam es una religión, como otras religiones, la maldad humana utiliza la religión para actuar pero lo harían igual con el catolicismo, el budismo o siendo ateos.

- Mira niño – el abuelo Galtzagorri retrocede más de sesenta años en su vida, al oír la expresión de su madre -, yo estoy jugando las prórrogas del partido y sé que dentro de poco no me despertaré más de la siesta, ya no estaré, no seré y todas, todas las religiones, hasta la única verdadera y católica, son cuentos y leyendas para no pensar y eso lo sabe hasta el Papa -Galtzagorri mira a su madre con las cejas arqueadas -, que no se puede ser Papa siendo tonto y buena persona… ¡Pandilla de “pederasssssssstas” y sádicos, curas!

- Ama que te van a oír las celadoras y luego se quejan a tu hija.

- Las monjas laicas son peores que las otras, no creas. Menos mal que tú sabes cuidarme – se sirve un poco de vino en un vaso de plástico, lo bebe con agrado y reposa la cabeza-.

Galtzagorri recoge el vaso para evitar que caiga y aprovecha la ausencia mental de su madre para preparar su retirada, ya es la hora del fin de las visitas.   

- ¿Qué esperaban esas bernardas abriéndose de piernas delante de un fotógrafo? ¡Si hasta el confesor te metía el dedo en el coño mientras te encomendaba el alma a la Virgen del Coro! ¿No te va a meter los dedos el fotógrafo que ha visto más como tú que el ginecólogo de Amara?

- No olvides tomar las pastillas esta noche, Amá.


 

  

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