En el espacio entre temporadas, Euskarians vuelve una vez más a la actualidad rugbística vasca. Un nuevo equipo en su cabeza de este lado de la muga que pretende dar el impulso definitivo a un proyecto ilusionante para los “rugbilaris”.
Hace más de un siglo que el rugby llegó a nuestras tierras y se instaló con fuerza en el norte donde su desarrollo es indudable mientras que en este lado su “primo” del balón redondo ha crecido tanto que apenas deja espacio para que alcance un mínimo vital, un mínimo muy digno por cierto. Desde un principio los adeptos al oval acudieron para mantenerlo en juego a los hermanos del otro lado de manera más o menos organizada y en unas relaciones que pueden ser calificadas de innumerables maneras pero que hasta ahora no han servido para mucho positivo en el rugby de Euskadi.
Sin embargo, hay que descubrirse la cabeza ante la constancia de quienes queman sus energías en intentar aprovechar positivamente las sinergias que pueden derivarse tanto de unos valores deportivos comunes como de una cultura común en tantos aspectos. Por eso nos alegramos cada vez que vemos asomar por el horizonte deportivo las selecciones vascas que Euskarians consigue formar con jóvenes de ambos lados para disputar torneos y partidos en todas las categorías y, dado que ahora el apoyo federativo aparece como indudable, siempre esperamos que su actividad no sólo se quede en unos veraniegos fuegos de artificio en un resquicio de un recargado calendario de competiciones sino que se dé algún paso más para un desarrollo positivo del rugby.
Este fin de semana se celebra en Madrid el 1er. congreso nacional del rugby -90 años después de que naciera la Federación Española de Rugby-, que, con independencia de sus resultados, aplaudimos desde ya, pero a la vez nos hace pensar en lo que nos queda para que el rugby vasco se reúna en concilio ecuménico para hacerse unas cuantas preguntas vitales y sobre todo, hay puede estar el papel de Euskarians, para encontrar algunas respuestas.
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