martes, 24 de junio de 2008

MUJERCITAS 2 (2007)

Los papeles tradicionales de la mujer en el mundo del rugby han sido el de madre que limpia equipaciones llenas de barro, el de novia que soporta inacabables partidos de innumerables tiempos –tres por lo menos-, el de esposa que cuida en solitario de los retoños el fin de semana además de soportar las repetidas historias nostálgicas de su cónyuge en privado y con público, el de protagonista de las más sucias canciones de autobús, el de catre de la soldadesca deportiva que celebra el resultado sea cuál sea éste... No hay nada extraordinario respecto de otras actividades que han sido masculinas también tradicionalmente.

Dentro de la religión del oval, que cuenta con tan escasos seguidores por nuestras tierras vascas, la secta del rugby femenino es casi un fenómeno sobrenatural. Los ocho o nueve equipos femeninos que juegan competiciones organizadas a ambos lados de la frontera merecen un poco de atención tanto en cuanto deporte femenino como en cuanto rugby, sobre todo el entusiasmo de las componentes de nuestro único equipo actual en Donostia que lo han salvado de la desaparición repetidamente en estos últimos años y que este año cuenta con apenas 16 fichas de senior para afrontar toda la temporada.

La incorporación de la mujer a todo tipo de actividades deportivas no es sólo un reflejo de lo que sucede en la sociedad sino que muchas veces es un ejemplo para ésta que sigue obstaculizando –los hombres seguimos-, el protagonismo femenino en muchas facetas incluso en las festivas más populares.

La convivencia dentro del equipo y con las competidoras es el valor del rugby que las mujeres ponen mayoritariamente en primer lugar. En el rugby femenino se construye y se comparte una visión colectiva con una facilidad que sorprende a los que nos hemos acercado alguna vez. Y las principiantes enseguida se enganchan al ambiente interno y se contagian de esa costumbre de convivencia festiva con los equipos contrarios. En el rugby, como en la sociedad, la presencia activa de la mujer no es sólo un fenómeno inevitable de estos tiempos sino que está enriqueciendo la vida en Ovalia o sea que hay que recomendar que no se lo pierda nadie.

Madres de jugadores y jugadoras, novias, esposas... si tomáis un papel activo en el rugby os lo vais a pasar mucho mejor y si ellos no se limpian las equipaciones es porque no son buenos rugbier porque las tareas comunes del hogar son también labor de equipo ¿O no?

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